A influência da atitude para prática de atividade física no norte de Portugal e na Galiza
DATE:
2016-01-27
UNIVERSAL IDENTIFIER: http://hdl.handle.net/11093/577
SUPERVISED BY: Dosil Diaz, Joaquin
UNESCO SUBJECT: 6202.01 Crítica de Textos
DOCUMENT TYPE: doctoralThesis
ABSTRACT
En las últimas décadas, la práctica de la actividad física y deportiva ha sido ampliamente difundida con el objetivo de prevenir algunas enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y algunos tipos específicos de neoplasias, y de otras enfermedades como la depresión, la obesidad, el estrés, etc. Esta preocupación se debe, principalmente, a alteraciones sistemáticas de los hábitos de vida de las poblaciones en los países desarrollados, en las que se incluye una reducción de los niveles de actividad física que conducen a un estilo de vida cada vez más sedentario.
De esta forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe anual del 2002, hizo referencia a que entre el 60% y 85% de la población de los países desarrollados y de los países en transición tenían estilos de vida sedentarios. En el 2010, los datos del Eurobarómetro 334, sobre a la práctica de la actividad física de la población de la Unión Europea, hacen referencia a que la media de las personas que practican actividad física con regularidad semanal (por lo menos 1 vez) pasó del 38% al 40% y el porcentaje de personas sedentarias descendió del 53% al 39% (media europea). A pesar de esta ligera disminución en el número de personas sedentarias en la Unión Europea, este porcentaje es todavía bastante significativo, representando más de un tercio de la población.
Para Portugal y España, concretamente, el panorama parece todavía más grave, si se compara con otros países del Norte de la Unión Europea, como por ejemplo Suecia, Finlandia y Dinamarca. En Portugal, el 55% de la población es sedentaria, mientras que en España, se observa que en las últimas décadas se ha dado un ligero aumento del número de personas que practican deporte como actividad de tiempo libre y también del número de practicantes de deporte de alta competición (García Ferrando, 2006). Aun así, de acuerdo con el Eurobarómetro 334, el 42% de la población española no practica ningún tipo de actividad física.
Según este contexto, es necesario imponer una actitud como elemento esencial, ya que se considera como uno de los principales factores determinantes de la práctica deportiva. Por actitud se entiende un conjunto de creencias, sentimientos y conductas relacionados entre sí y organizados en torno a un objeto o situación, pudiendo ser favorables o desfavorables. La palabra actitud viene del latín Aptitudine que significaba “aptitud”. En el Diccionario de la Lengua Portuguesa, actitud significa “posición del cuerpo; postura; forma de actuar; procedimiento; reacción; manera de significar un propósito”.
Así, se puede decir que las actitudes determinan cómo los individuos adoptan posiciones frente a los otros y a los acontecimientos, pudiendo ser dinámicas, construidas e, incluso, sustituidas (Feldman, 2001; Zabalza, 2000; Morales 2000). Las actitudes se adquieren a través de las experiencias de vida del sujeto, de sus conocimientos y debido a la influencia de modelos familiares o sociales. Sin embargo, éstas pueden sufrir alteraciones debido a varios factores como la existencia de variables de circunstancias, cambios de personalidades y efectos de coacción.
De acuerdo con la Teoría del Comportamiento Planeado “la actitud del sujeto de cara a un determinado objeto constituye una predisposición para responder a ese objeto de una forma consistentemente favorable o desfavorable” (Ajzen & Fishbein, 2008, pp.426). Para Hagger, Chatzisanrantis & Biddle (2001, pp. 99), la actitud es la variable pronostica más importante con relación a las intenciones comportamentales sobre la práctica de la actividad física, lo que indica que “la actitud es el factor cognitivo más importante que influencia la decisión de las personas en adherir a la práctica de la actividad física”. Como las actitudes están determinadas por factores de orden afectiva, cognitiva y comportamental, pueden influenciar la conducta de las personas hacia la práctica de la actividad física, pudiendo ser positivas o negativas, favorables o desfavorables, agradables o desagradables.
Muchos estudios demuestran que los sujetos que practican una actividad física o deportiva tienen una actitud positiva con relación a su práctica (Tahara, Schwartz & Silva, 2003; Guedes, Guedes, Barbosa & Oliveira, 2001; Teva-Villén et al, 2014), pero habrá otros que, a pesar de que no tengan oportunidad de practicar ninguna actividad física, también pueden tener esa actitud positiva.
Además, numerosos trabajos (Salles-Costa, Heilborn, Werneck, Faerstein & Lopes, 2003; Cid, Chicau, Silva & Moutão, 2009; Cid & Alves, 2008; Pavón & Moreno, 2008; Melim & Pereira, 2013) han demostrado que los individuos del sexo masculino poseen una actitud global más positiva que los del sexo femenino para con la práctica de actividad física, o sea, son más propensos a actividades físicas y deportivas que los del sexo opuesto.
Se debe resaltar que la motivación, el interés, el deseo y los estímulos ayudan a la formación de actitudes. Por otro lado, la motivación, en oposición a la actitud, comprende, según el Diccionario de la Lengua Portuguesa, el “acto de despertar interés por algo; proceso que desencadena una actividad consciente”. Así, de un modo general, este estudio intentó comprender cómo las actitudes influencian la práctica de la actividad física/deportiva trazando un perfil social de la población abordada (sexo, edad, escolaridad, profesión de los padres, lugar de residencia).
De esta forma, se trazó como objetivo conocer la relación existente entre el grado de envolvimiento en la práctica de actividad física/deportiva (número de horas de práctica de actividad física/deportiva semanal) y las actitudes de hombres y mujeres; determinar la existencia de diferentes actitudes con relación a la práctica de actividad física y deportiva, teniendo en cuenta las diferencias de edad y género; conocer la relación existente entre el nivel de escolaridad de los individuos y sus actitudes para con la práctica de actividad física y deporte; evaluar la influencia de padres practicantes y no practicantes de actividad física para la mejoría de la actitud deportiva de los hijos; comparar el nivel de actitud de los practicantes y de los no practicantes de actividad física.