DATE:
2021-10-27
UNIVERSAL IDENTIFIER: http://hdl.handle.net/11093/2614
UNESCO SUBJECT: 5802 Organización y Planificación de la Educación ; 5312.04 Educación ; 2411.06 Fisiolología del Ejercicio
DOCUMENT TYPE: doctoralThesis
ABSTRACT
En la actualidad, el ámbito de la educación física escolar está disgregado con respecto a las opiniones sobre cuál es el papel del alumno. Hace una década, la educación física tenía como principal finalidad el entrenamiento de los cuerpos o la detección, selección y entrenamiento de posibles talentos deportivos (López Pastor et al., 2016). Autores como Tinning (1996) defienden los discursos orientados a la participación en los que lo realmente importante es que toda la población realice actividad física regularmente, tenga interés por ella y logre, con ello, el bienestar, independientemente de sus capacidades físicas y deportivas, como corresponde a una materia que forma parte de un sistema educativo universal y obligatorio.
López Pastor et al., (2016) ponen el acento en que la importancia de la educación física debe contribuir a la formación integral del alumnado, siempre con una orientación formativa y alejada del rendimiento deportivo.
Por otro lado, González Fernando (2016) considera como responsabilidad de la educación física la conducción de los estudiantes a experimentar, conocer y apreciar diferentes prácticas corporales sistematizadas, comprendiéndolas como producciones culturales, dinámicas, diversificadas y contradictorias. Una disciplina escolar que procura garantizar a los alumnos el acceso a conocimientos sistematizados sobre el universo de cultural corporal del movimiento.
Dado que no existen referencias concretas acerca del papel del alumno en la educación física, hemos creído conveniente investigar sobre cual es realmente el significado de un alumno físicamente bien educado.
El porcentaje de niños, niñas y jóvenes que presentan bajos niveles de actividad física es motivo de gran preocupación. La situación es dramática en las niñas (Kimm et al., 2002; Raitakari et al., 1994), en los discapacitados (Lotan, Henderson y Merrick, 2004) y en los alumnos oriundos de familias socioeconómicamente débiles. Además, considerando que los hábitos de actividad física desarrollados en la infancia pueden permanecer en la edad adulta (Malina, 2001; Telema, 2009), una participación adecuada en la actividad física durante la infancia y la adolescencia puede ser igualmente crítica en la prevención de la obesidad y de las enfermedades crónicas más tarde en la edad adulta.
Así, atendiendo que la mayoría de los niños, niñas y jóvenes frecuentan la escuela, el papel fundamental que la Educación Física puede y debe asumir en la promoción de un estilo de vida activo es largamente reconocido en diferentes investigaciones (Bidddle y Chatzisarantis, 1999; Haywood, 1991; McKenzie y Sallis, 1996; Sallis y McKenzie, 1991; Tappe y Burgeson, 2004; Trudeau y Shephard, 2005; Wallhead y Buckworth, 2004) y numerosas organizaciones (American Academy of Pediatrics Committees on Sport Medicine and School Health, 1987; Centers for Disease Control and Prevention, 2002; National Association for Sport and Physical Education, 2004; World Health Organization, 2000).
En los últimos años ha habido una llamada de atención para que los programas de Educación Física en las escuelas pasen a desplazar el foco de su atención desde el desarrollo de la condición física de los alumnos, una orientación pedagógica enfocada en el producto, hacia la promoción de la propia actividad física, una orientación centrada en el proceso (Corbin, Pangrazi y Welk, 1994).
La principal función del docente, independientemente de su nivel académico o su área de conocimiento, es la transmisión de conocimientos y experiencias a un discente. Por ello, consideramos que analizar el resultado final de esta relación podría aportar una nueva visión que contribuya a la mejora y al desarrollo de la función de los docentes de Educación Física.
La enseñanza de la educación física es compleja. Necesita, como cualquier área de conocimiento, investigaciones que ofrezcan datos para ir mejorando el proceso. Sin embargo, existen pocos estudios descriptivos sobre cómo se enseña la educación Actualmente, o ámbito da Educación Física escolar está disgregado con respecto as opinións sobre cal é o papel do alumnado. A pasada década a Educación Física tiña como principal finalidade o simple entrenamento dos corpos ou a detección, selección e entrenamento de posibles talentos deportivos (López Pastor et al., 2016). Autores como Tinning (1996) defenden os discursos orientados a participación nos que o realmente importante é que toda a poboación realice actividade física regularmente, teña interés por ela e logre, con isto, o benestar, independentemente das suas capacidades físicas e deportivas, como corresponde a unha materia que forma parte dun sistema educativo universal e obrigatorio.
Lopez Pastor et al.,2016 poñen o acento en que a importancia da educación física debe contribuir a formación integral do alumnado, sempre cunha orientación formativa e alonxada do rendemento deportivo.
Por outro lado, González (2016) considera como responsabilidade da educación física a conducción dos estudantes a experimentar, coñecer e apreciar as diferentes prácticas corporales sistematizadas, comprendéndoas como producciones culturais, dinámicas, diversificadas y contradictorias. Unha disciplina escolar que procura garantizar o alumnado o acceso a coñecementos sistematizados sobre o universo cultural corporal do movimiento.
Dado que non existen referencias concretas hacia o papel do alumnado na educación física, consideramos convinte investigar sobre cal é o significado dun alumno físicamente ben educado.
A porcentaxe de nenos e mozos que teñen baixos niveis de actividade física é de gran preocupación. A situación é dramática en nenas (Kimm et al, 2002; .. Raitakari et al, 1994), as persoas con discapacidade (Lotan, Henderson e Merrick, 2004) e os estudantes nativos de familias socioeconomicamente desfavorecidas. Ademais, está tendo en conta que os hábitos de actividade física desenvolvidas na infancia pode permanecer na idade adulta (Malina, 2001; TELEMA, 2009), unha adecuada participación na actividade física durante a infancia e adolescencia poden ser igualmente crítico na prevención obesidade e enfermidades crónicas máis tarde na vida adulta.
Así, tendo en conta que a maioría dos nenos e mozos asisten á escola, o papel fundamental que a educación física pode e debe desempeñar na promoción dun estilo de vida activo é amplamente recoñecida en diversos estudos (Bidddle e Chatzisarantis, 1999; Haywood, 1991; McKenzie e Sallis, 1996; Sallis e McKenzie, 1991; Tappe e Burgeson de 2004, Trudeau e Shephard, 2005; Wallhead e Buckworth, 2004) e numerosas organizacións (American Academy of Comités Pediatría en Medicina do Deporte e Saúde na Escola, 1987; Centers for Disease Control and Prevention, 2002; Asociación Nacional de Deporte e Educación Física, 2004; Organización Mundial da Saúde, 2000).
De feito, nos últimos anos houbo unha alerta para os programas de educación física nas escolas gastar para cambiar o foco da súa atención de desenvolver a aptitude física dos alumnos, unha orientación pedagóxica enfocada no producto, promocionarse a actividade física, unha orientación centrada no proceso (Corbin, Pangrazi e Welk, 1994). At present, the field of school physical education is quite disaggregated with respect to opinions about what the role of the student. A decade ago, physical education had as its main purpose the mere training of bodies or the detection, selection and training of potential sports talents (López Pastor et al., 2016). Authors such as Tinning (1996) advocate participation-oriented discourses in which what is really important is that the whole population regularly engage in physical activity, has an interest in it, and thus achieves well-being regardless of their physical and sporting capacities, As it corresponds to a subject that forms part of a universal and obligatory educational system.
López Pastor et al., (2016) emphasize that the importance of physical education should contribute to the integral formation of students, always with a formative orientation and away from sports performance.
On the other hand, González (2016) considers as the responsibility of physical education the conduction of students to experience, to know and to appreciate different systematized corporal practices, understanding them as cultural productions, dynamic, diversified and contradictory. A school discipline that seeks to guarantee students access to systematized knowledge about the body's cultural universe of movement.
Therefore, we have found it convenient to investigate what the meaning of a physically well-educated student really is.
The percentage of children and adolescents with low levels of physical activity is of great concern. The situation is dramatic in girls (Kimm et al., 2002, Raitakari et al., 1994), the disabled (Lotan, Henderson and Merrick, 2004) and students from socioeconomically weak families. In addition, considering that physical activity habits developed in childhood can remain in adulthood (Malina, 2001; Telema, 2009), adequate participation in physical activity during childhood and adolescence may be equally critical in the prevention of Obesity and chronic diseases later in adulthood.Thus considering that most children attend school, the fundamental role that physical education can and should play in the promotion of an active lifestyle is widely recognized in different studies (Bidddle and Chatzisarantis, 1999; (Wallwell & Buckworth, 2004) and numerous organizations (American Academy of Pediatrics Committees on Sport Medicine and School Health, University of California, Berkeley, California), and McKenzie and Sallis (1996), Sallis and McKenzie 1987; Centers for Disease Control and Prevention, 2002; National Association for Sport and Physical Education, 2004; World Health Organization, 2000).
Indeed, in recent years there has been a wake-up call for physical education programs in schools to shift the focus of attention from the development of the physical condition of the students, a pedagogical orientation focused on the product, Towards the promotion of one's physical activity, a process-oriented orientation (Corbin, Pangrazi and Welk, 1994).