dc.description.abstract | En la búsqueda de la plasmación de la atmósfera en la obra de arte, la presencia del aire que envuelve o circunda, encontramos a lo largo de la historia del arte obras que producen en el espectador experiencias, o evocan sensaciones, de infinitud, de misterio, de inaccesibilidad o de la imposibilidad del conocimiento de algo que estaría oculto. A través de la exploración de los límites del espacio y el tiempo, como ese algo más allá que hay en la obra de arte como decía Adorno, nos ponemos al límite de nuestras experiencias sensoriales, como una suerte de indagación hacia la interioridad.
La inmaterialidad del ambiente, lo invisible, involucran al espectador y es cuando la obra cobra sentido. La dificultad de acceder a lo desconocido, a lo que no encontramos respuesta, ha sido y será una preocupación del ser humano, necesitamos dar sentido a nuestra existencia, una existencia cercenada por la razón, amputada su parte mágica, y una manera que tenemos es la experiencia estética del arte, una manera de buscar lo que no entendemos de nuestra realidad.
A través de la idea, la materialización o la representación del aire circundante, la obra se basará en la experiencia que cada espectador tenga a nivel perceptivo, incluso la duda de esta propia percepción. Una forma de liberarse de la angustia, el duelo que vive el hombre contemporáneo, en una búsqueda de la esencia del origen para intentar comprender su posición o lugar en el mundo | spa |